generales 20/02/2019

Bogas: el desafío de las damas del río

 

Cuando el pescador deportivo busca la palabra boga en un diccionario imaginario de pesca, sin dudas el significado es de captura muy difícil donde cada deportista va a tener que estar.


Bien afilado con los equipos, carnadas y lugares para dar con los mejores portes. La boga es un pez muy poderoso, con mucha fuerza, de boca chica y muy sensible, fácil de romper. Tiene una navegación muy veloz y no traga directamente la carnada, sino que va dándole pequeños mordiscones al cebo ofrecido, siempre y cuando le guste.

Habita solamente en agua dulce y lo podemos encontrar en todos los ríos principales. También está en lagos y, obviamente, lo hallamos en los arroyos tributarios de los deltas de cada uno de los ríos. Algo muy común es encontrar distintos lugares o muelles privados que estén cebados con maíz para atraerlo y poder capturarlo cómodamente en la orilla de esos lugares.

Su pesca se puede dar tanto de costa como embarcado, modalidad, esta última, en la cual vamos a encontrar más oportunidades de recorrer diferentes sectores de pesca y descubrir los secretos de cada uno. El pique de la boga es muy sutil, y siempre toma su tiempo para poder hincarle el anzuelo en sus frágiles labios, pero si no aprovechamos esa oportunidad para hacerlo, es probable que al recoger la línea encontremos nuestros anzuelos lustrados, como decimos habitualmente; eso quiere decir, sin carnada. Obviamente hay casos excepcionales donde la boga sale tragada o pica de una manera más firme, pero no es lo habitual, sino circunstancias aisladas.

Como la especie es tan esquiva, la podemos encontrar tanto en lugares de piedra como en bancos de arena, al borde de extensos juncales, en zonas bajas o profundas con fondo de piedra, y hasta en conchillares. Lo bueno es que se la puede pescar durante todo el año, aunque la época que va desde noviembre hasta abril es, sin duda, la mejor.

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Equipamiento recomendado

Por su tipo, es una pesca que apasiona, que se busca, que no siempre se da en los mismos lugares y de la misma manera. Son muy relevantes las condiciones del viento, la manera de anclar la embarcación, desde dónde lanzar el aparejo, de no dejar tapada la chuza del anzuelo con la carnada... Y así podríamos enumerar muchas cuestiones más para tratar de no fracasar.

Los equipos a utilizar pueden ser cañas de hasta 2,50 m con acción de punta, reeles del tipo bajo perfil o redondos cargados con nylon desde 0,25 mm a 0,30 mm, y las líneas pueden ser fijas o corredizas (más eficaces) con brazoladas de 0,35 mm y un largo de 50 o 60 cm. Los anzuelos más recomendables son los del tipo Maruseigo Nº 10 o 12, según el lugar donde pesquemos y la marca que compremos. Un tema importante es la plomada: debemos llevar de diferentes modelos y gramajes para elegir la más adecuada según la distancia y el lugar elegido.

Anclar paralelo al espigón

En este relevamiento en particular la idea era recorrer gran parte del delta del Río de la Plata y del río Uruguay, comenzando frente al puerto de Buenos Aires y atravesando el canal Costanero. Hicimos un par de salidas para poder abarcar todo lo que nosotros queríamos y realmente nos fue muy bien, tanto en cantidad como en calidad. En la primera jornada nos juntamos muy tempranito en la guardería Lange para aprovechar los primeros rayos del sol y no sufrir demasiado el calor. Nos tocó un día ventoso, con vientos moderados del noreste y la navegación hasta el primer lugar elegido fue bastante tediosa, porque soplaba de través y había que capear de la mejor manera las olas.

Llegamos al sector conocido como el “rompeolas del puerto” y, anclando estratégicamente, dejamos la embarcación paralela al espigón para poder pescar tranquilos. La idea era colocar la línea bien pegada a la pared de piedra, lugar donde come habitualmente la boga. Tardamos muy poquito en dar con los primeros piques y la verdad que los portes eran más que interesantes. Casi todos superaban los 1,5 kg de peso y hasta se destacaron algunos que, a ojo, tenían más de tres kilos.

Sin tener dudas de que este es uno de los principales pesqueros, levantamos las dos anclas y, cortando el río, nos fuimos hacia la parte exterior del Delta, tocando varios lugares con bancos de arena y extensos juncales con aguas calmas. Algunos de ellos fueron la zona de afuera en Punta Morán, la boca del Miní, los primeros juncales de la isla Solís, las costas más profundas de Oyarbide (que este día apenas alcanzaban los 80 cm de profundidad) y luego cruzamos hacia la isla Santa Lucía y boca del Barca Grande. Nombramos todos estos lugares a la vez porque se pescan de la misma manera, arrojando hacia la pared de juncos con líneas de uno o dos anzuelos bien encarnados y atentos a esperar el pique.

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Portes de más de dos kilos

Caía la tarde y ya era hora de volver, con la satisfacción de haber podido dominar la inteligencia de este pez tan astuto, ya que habíamos logrado portes descomunales. Obviamente que también picaron las chiquitas, que son difíciles de clavar, pero sacamos unas cuantas. La única conversación en el viaje de vuelta era saber cuando volvíamos pero para tocar el río Uruguay.

Para esta segunda parte de la nota nos juntamos en Todo Aventura, de Ruben Cesanelli, y planeamos nuestro próximo itinerario, que salió fácil y rápido. En esta oportunidad fuimos derecho a la zona del río Correntoso, para pescar en los juncales de afuera y, gracias a la altura del agua, pudimos hacer un cruce sin inconvenientes hacia los islotes de enfrente.

Cebamos el lugar con un poco de maíz y en el mismo instante en que cayeron las líneas empezó el show. Bogas de más de dos kilos picaban en todas las líneas encarnadas con corazón y salamín, y era lo mismo arrojar hacia los juncos o para el lado del banco de arena. Cada una de las bogas clavadas daba un espectáculo único, corrían zigzagueantes sin dejarse arrimar, y cuando veían el copo volvían a tomar fuerzas para nadar alejándose de la lancha. Habiendo probado de la mejor manera el lugar, nos fuimos hacia las islas Juncal y Juncalito, una zona difícil de pescar pero que, con un poco de experiencia y elementos adecuados, entrega muy buenos resultados. El borde de la isla que da hacia el norte tiene una profundidad promedio de tres metros y en el fondo hay toscas y piedras, lugar ideal para intentar este tipo de pesca, pero también tenemos correntada, por lo cual debemos colocar un plomo más pesado para hacer fondo y dejar el aparejo bien acomodado esperando el pique.

En los primeros tiros, algunas líneas se engancharon en las piedras y otras tenían pique de bagres, hasta que dimos con la carnada. En este lugar las bogas querían comer grasa, para lo cual utilizamos pulpa de sábalo y grasa de panceta, un complemento letal en este día de pesca. Fue así como las bogas picaban y salían disparadas hacia la correntada, lo que hacía más emocionante la pelea y nos obligaba a tener bien regulada la estrella del reel. Sacamos varios bogones y las clásicas “tres puntos” para cerrar como lugar ideal este pesquero.

A continuación, cruzamos de costa y recorrimos todos los juncales hasta la desembocadura del río Bravo, y todo fue exitoso, con pescas descomunales en cantidad y calidad, dándonos por satisfechos por todos los lugares elegidos.

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Delta y Río de la Plata

Ahora si la idea es probar en nuestro Río de la Plata y sus inmediaciones en el Delta, allí encontramos muchos sectores ricos en bogas. Como pasa en todos los órdenes de la vida, algunos los conocerán, pero es probable que una gran mayoría, no. A continuación los detallamos:

n Boca Falsa del Paraná de las Palmas: un sector del río con muchos juncales y bancos de arena. También tiene alguna salida de arroyo. La idea es pescar pegado a los juncos o sobre el mismo banco de arena, utilizando plomos pesados solamente cuando debemos arrojar a mayor distancia. Aguas arriba del Palmas y llegando hasta Escobar existen muy buenos pesqueros.

n Falso Sueco: es un lugar muy concurrido durante los fines de semana, pero no deja de ser un buen pesquero. Sólo hay que acomodarse de la mejor manera y pescar sobre las paredes de juncos ubicadas pasando la canaleta principal.

n Desde el arroyo Baldosas hasta Punta Morán: una zona muy baja para navegarla, pero que antaño regaló varias temporadas de excelencia. Hoy va levantando el nivel de pesca y suelen salir boguitas que no superan el kilogramo de peso, obviamente siempre existen excepciones.

n Boca del Miní y El Aguaje: apenas entramos, sobre mano derecha es un lugar bajo y barroso, donde sería ideal anclar para pescar sobre la costa de enfrente. Si lo navegamos hacia los Bajos del Temor, justo en la desembocadura sobre mano izquierda, vamos a encontrar un hermoso pesquero.

n Barca Grande y Viga 60: sector del río con muchos bancos de arena, zonas bajas y una canaleta que corre desde el Canal Petrel o Pozos del Barca hasta la Viga 60. A los costados de esa canaleta, sobre la isla Santa Lucía, hay muy buenos lugares para encontrar esta pesca. Otro buen sector es cruzarse de orilla –cuidado con las varaduras–, donde existen densos juncales con muy buena pesca en esta temporada.

Sin ninguna duda, haciendo bien las cosas, teniendo la carnada bien preparada, los elementos justos y el conocimiento de los lugares donde puede estar comiendo la boga, estamos en presencia de una temporada donde podemos dar con un gran trofeo: un bogón que supere los cuatro kilos de peso.

Buscando bogas en los lugares que jamás fallan

Corredor del río Uruguay (Gualeguaychú, Colón, Concepción del Uruguay, Concordia, Monte Caseros): todos son buenos pesqueros donde las capturas se hacen en la correntada del río, muy diferente a lo que estamos acostumbrados en Buenos Aires. Se pesca bogas con líneas convencionales y se puede encarnar con masa, maíz o corazón vacuno. En cuanto a Concordia, sin dudas es el lugar donde suele salir la mayor cantidad de bogas grandes, conociéndose registros de hasta siete kilos y más. Allí se las pesca en la zona de Los Cables (entre otras), utilizando una línea de plomo corredizo en la madre y uno o dos maíces solos como carnada.

Ríos Bravo, Ceibo y Sauce: zonas de pesqueros realmente muy importantes donde, en su recorrido, vamos a encontrar infinidad de afluentes y sobre sus costados se dan las mejores opciones. En el Bravo, llegar antes que otras embarcaciones a la zona de La Boya significa casi asegurar la pesca. Si hablamos del Ceibo, aguas arriba sobre la margen derecha, pasando el Ceibito, entra un arroyo muy angosto donde es mejor pescar dentro de él que en el río principal. Y el Sauce tiene minipesqueros entre los que se pueden destacar El Tapón y El Perro, dos sectores muy conocidos pero que jamás fallan.

Paraná Guazú: vamos a encontrar muchos y muy buenos lugares en ambas márgenes de este río. Recomendable es cebar con maíz un rato antes de comenzar la pesca. La zona de los arroyos Herrera, Lobos y Marchán suelen dar bogas muy grandes.

Paraná Medio (Santa Elena, La Paz, Esquina, Goya y Bellavista): en todos los reconocidos pesqueros que comprenden esta parte del río vamos a encontrar muy buenos lugares para pescar bogas, y aquí es común capturarlas con tocino, pedacitos de morena, salamín, pulpa de bagre amarillo. Al igual que en Colón, aquí también se las busca en la correntada; muy pocas veces vamos a ver pescadores de bogas en sectores bajos y sin flujo de agua.

Alto Paraná (Paso de la Patria, Itatí, Puerto Rzepecki, Ita Ibaté, Ituzaingó): es otro de los buenos pesqueros del norte argentino. Aquí suelen salir bogas muy grandes en lugares con piedras, pescándolas con líneas muy sencillas encarnadas con maíz, entre otras carnadas.

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Ideal para buscarlas en la correntada

Santa Fe (Rosario, Puerto Gaboto, San Javier, Reconquista): en todos estos pesqueros se buscan bogas sobre el río principal (Paraná), pero especialmente en los arroyos interiores con profundidad y algo de correntada. En la gran mayoría de los casos se utiliza una sencilla línea corrediza, que consta de enhebrar un plomo pasante de 20 a 60 g sobre la madre que viene del reel. Luego se ata un microesmerillón resistente y se coloca una brazolada de 50 a 60 cm de largo.

Salta, Embalse El Tunal: uno de los lugares donde podemos encontrar esta pesca, que se da a profundidad con equipos un poquito más pesados que los del Paraná, y con brazoladas no menores a los 75 cm de largo.

Santiago del Estero, río Dulce: esta pesca se realiza aguas abajo, tras navegar aproximadamente 20 minutos hay un sector donde el río pasa de los 60 cm a los 3 o 4 m de profundidad y la corriente es muy fuerte. Las bogas se pescan enhebrando un plomo pasante en la madre del reel de 80 g para asegurar que el anzuelo vaya bien a fondo. Se encarna con corazón vacuno o cuadraditos de pulpa de sábalo.

Chaco, Isla del Cerrito: es un tradicional pesquero donde lo recomendable es utilizar líneas corredizas muy sencillas, un solo anzuelo encarnado con maíz, pulpa de sábalo o corazón vacuno. Se pueden dar muy buenas bogas si las pescamos en el corte de la correntada.

Fuente: https://www.totalnews.com.ar








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