litoral 21/01/2019

Advierten que desde puertos paraguayos comercializan toneladas de pescado por día

 

Dorados, surubíes, sábalos y hasta palometas entran en la demanda que parte desde Asunción y Brasil. Mientras en aguas argentinas se contempla reforzar legislación y control, en aguas paraguayas, se permite la pesca comercial a gran escala. Cabañeros, guías de pesca y funcionarios opinaron sobre la situación.


“Mientras rige la veda, se respeta el recurso. Pero una vez que se levanta, acá pasa cualquier cosa”, advirtió, en diálogo con La República, un avezado pescador de Paso de la Patria. Quien vive en las localidades costeras del Paraná puede ver cómo cada día pescadores comerciales (y en algunos casos también deportivos) se llevan de aguas paraguayas cientos de kilos de dorados y surubíes para comercializar en la frontera. El kilo de dorado se paga hasta 250 pesos. Y luego se traslada en camiones refrigerados a Asunción. Desde Corrientes, guías y cabañeros plantean que las autoridades nacionales “deberían rever los acuerdos bilaterales” para adecuar la legislación a una política de cuidado del recurso que sea similar. “Cada país dispone qué hacer en sus aguas. En algunos casos se cumple en mayor medida que en otros. Pero los permisos de cupos son muy dispares y el río y la fauna es uno solo”, alertaron.

¿Aprovechamiento del recurso o depredación? La foto es según quién la mire. Mientras que el Paraná baña costas argentinas y paraguayas con igual generosidad, y en su cauce proliferan especies ícticas variadas y muy valiosas desde el punto de vista biológico, la pesca como actividad deportiva y también comercial se nutre de eso, pero con legislaciones dispares y que además no siempre se cumplen.

Las diferencias trajeron a lo largo de los años innumerables episodios que incluso derivaron en conflictos que debieron afrontar a nivel diplomático funcionarios de las Cancillerías. Y si bien se logró avanzar en acuerdos bilaterales –como establecer épocas de veda–, desde el lado correntino quienes se dedican a la actividad turística vinculada con la pesca deportiva (siempre con devolución) todavía cuestionan la disparidad en las restricciones, sobre todo porque, según advierte, “se está depredando el río”.

Generar actividad comercial en torno al río parece tener dos vertientes principales: el desarrollo de la pesca deportiva como producto turístico –que crece y reditúa en Corrientes cada vez con mayor éxito– y la pesca comercial –que en aguas argentinas tiene un permiso muy restringido–.

En ambos casos, lo que está permitido presenta una gran diferencia, incluso en la rigurosidad de los controles. Así, resguardar el recurso termina recayendo en las autoridades de control de Corrientes.

El mapa es complicado, pero la realidad es que desde cuatro puertos paraguayos frente a las costas de nuestra provincia se registran cada día camiones refrigerados que transportan un promedio de 5 toneladas diarias de pescado, que además cotizan muy bien y que no distingue especies: en las cámaras entran desde palometas hasta dorados.

“Algunas veces cruzan el límite y también pescan en aguas argentinas. Aun cuando para la legislación paraguaya es legal, la depredación es masiva y se podría hablar de una masacre de algunas especies, como el sábalo y el surubí”, evaluó Pedro, un pescador correntino que tiene su radicación en Paso de Patria (Paraguay) y que conoce el río y la actividad al detalle.

Un decomiso realizado por Gendarmería, con intervención de autoridades del Ministerio de Turismo de la Provincia el 8 de noviembre pasado, muestra un claro ejemplo de la demanda que presenta el pescado de río para el vecino país, donde la búsqueda de aprovisionarse lleva a trasgredir incluso las fronteras por tierra.

Pesca comercial indiscriminada
“Desde fines de diciembre, la veda está levantada en toda la zona. Pero mientras desde puerto argentino no se puede pescar sin carnet habilitado y los cupos son exigentes y también los controles, los contingentes salen desde Itá Corá, General Díaz, Paso de Patria y hasta Ayolas en grupos de numerosas embarcaciones y levantan con malla o con espineles decenas de kilos de pescado diariamente”, describió Pedro.

Así, en las cuatro localidades “de enfrente”, como se refieren de manera coloquial los pobladores ribereños a las localidades paraguayas, existen centros de acopio desde donde camiones refrigerados con capacidad de carga de hasta 10 toneladas recorren los puertos para abastecer a Asunción y también a Brasil de la carne de peces de río.

“La pesca comercial es legal en su territorio y en sus aguas. Pescan con espinel y con malla. En una jornada, un pescador puede alzar entre 8 y 10 dorados. Son unos 40 kilos de pescado, que se pagan unos 30.000 guaraníes (cerca de 200 pesos) por kilo. Es una actividad muy rentable y la cadena está armada”, indicó Pedro.

“Corrientes es pionera en la pesca con devolución, es una fuente de ingreso importante para mucha gente. Acá permanentemente estamos haciendo actas de infracción por los malloneros, pero como no hay una trabajo en conjunto con Paraguay, la depredación es incontrolable de ese lado”, opinó a su turno Juan, un guía que colabora con la tarea de fiscalización desde Itá Ibaté.

Una de las zonas de mayor depredación es la zona de la isla Apipe, con la localidad de Ayolas, aunque ese caso detonó en controversia tras intervenir autoridades paraguayas que impidieron un torneo de pesca con devolución hace pocos meses. La paradoja es que desde la localidad correntina, una isla rodeada de aguas paraguayas, las denuncias de lanchas pescando con mallones cerca de la zona de reserva de la represa son constantes.

“Los brasileros gustan mucho del pescado de río y desde Paraguay se lleva sin ningún tipo de restricción. Los hacen desde la costa paraguaya o muchas veces con colectivos que salen desde la terminal de Corrientes”, mencionó Juan.

Tanto dorados como surubíes, sábalos y hasta palometas son requeridos por la gastronomía paraguaya y brasileña. Mientras tanto, parece ser que solo desde la costa argentina existe la voluntad de preservar el recurso con reglamentación que limita la pesca comercial y que cada vez más se orienta a la exigencia de la pesca deportiva con devolución.

Pescadores responsables y competencia
“Los pescadores deportivos que llegan desde Brasil son muy conscientes del cuidado del recurso. Aman el río y la naturaleza, eligen Corrientes por el desarrollo de infraestructura y servicios, y vuelven siempre. Eso genera riqueza para la zona y los turistas pescadores valoran que se cuide el río. Lo que debería plantearse es la cuestión del cupo. Así como se avanzaron en convenios bilaterales para establecer periodos de veda, se debería comenzar a hablar de pesca con devolución y cupos comerciales”, evaluó a su turno Daniel, propietario de un alojamiento turístico orientado a turistas brasileños, radicado en Itá Ibaté.

No obstante, fronteras hacia adentro, alertó también sobre la necesidad de un mayor control en la actividad turística. “Hay mucha competencia desleal. Mientras algunas cabañas tienen personal en blanco, impuestos e infraestructura que mantener y cumplen todos los permisos y requisitos, hay guías con dos lanchas que compiten sin pagar siquiera un monotributo”, advirtió.

Así, señaló también “puntos pendientes” para la administración de recursos local, aunque destacó la labor en cuanto a la preservación.

Legislación y control
Mientras que en la vecina República evalúan desde hace años, con idas y vueltas, implementar una veda total para la pesca comercial de dorados y sábalos, desde Corrientes se profundiza la visión de mejorar la legislación y fortalecer los controles, tanto para el aspecto comercial como el deportivo.

“Trabajamos mucho en 2018 y nos proponemos fortalecernos”, aseguró a La República Pedro Cassani (h), subsecretario de Turismo de Corrientes. Uno de estos puntos tiene que ver con el sistema de veda de pesca en el territorio correntino, que en la actualidad se divide en tres regiones del río (norte, medio y sur), con fechas y condiciones diferentes.

“Vamos a trabajar con el Instituto Ictiológico del Nordeste y la Universidad para hacer un estudio por especie, para conocer los momentos de desove de cada una y la población de peces por región. Así se podrán fijar vedas según la necesidad de preservación, y no de manera arbitraria”, detalló.

Cassani además valoró el compromiso y la dedicación de los guías de pesca correntinos, quienes colaboran de manera activa con las fuerzas de seguridad y de control del Ministerio para detectar y denunciar casos de depredación de pescadores argentinos o paraguayos que infrinjan la ley en aguas argentinas.

Surubíes sin cabezas
En un operativo conjunto de Gendarmería y la Dirección de Recursos Naturales, uno de los decomisos más grandes en registrados en la zona se realizó el 23 de octubre de 2017, donde se incautaron de más de 2.200 kilos de surubíes que eran trasportados en forma ilegal sin cumplir con la normativa vigente.

Los surubíes estaban sin cabeza, envueltos en bolsas de consorcio. En esa oportunidad también se secuestró el camión y los artículos de pesca que tenía las personas que transportaban el recurso del rio.

La depredación no solo se hace  a través del río sino también, como en este caso, por vía terrestre con camiones van a Misiones o Asunción del Paraguay. Los colectivos de larga distancia también son utilizados para trasportar los pescados. En todos los casos, los pescadores y acopiadores contaban con licencia habilitante para ejercer dicha actividad. Además claramente no respetan los cupos, medidas ni días de veda.

Fuente: http://diariolarepublica.com.ar








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